Wiki Amor del
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3meses

Era una chica desengañada. No creía en el amor, solo creía en la amistad y en el sexo como forma de mostrar cariño. Vivía fuera de su ciudad natal mientras se dedicaba a estudiar para sacarse la carrera, un reto que no le permitía muchas distracciones, pero a pesar de ello, siempre encontraba un hueco para salir a por una cerveza o para hacer un poco de vida social. Convivía con dos amigas de su mismo pueblo, y compañeras de colegio e instituto. Cuando se fue a estudiar, tenía novio, era perfecto para ella, o así lo creía… hasta que descubrió que no estaba enamorada, o eso pensaba, ya que a pesar de la distancia, no lo echaba de menos, se sentía libre, pues ella había tenido relaciones serias desde los 13 años. Su primer novio, con el que mantuvo una relación de tres años, le había “partido el corazón” y desde entonces creía cada vez menos en el amor.

Cuando se adaptó a su vida fuera de sus costumbres en el pueblo, y de su gente, comprendió que quería tener esa libertad de quedar con quien se le antojara, y de hacer en cada momento lo que le pareciese, disfrutar de su soltería… pues dicen que para encontrar “al hombre de nuestras vidas” necesitamos unos años de locura y diversión. Ella se lo tomó al pie de la letra y decidió terminar su relación. Pasó algunos meses pensando en si lo que había hecho era un error o sería la mejor decisión que podía haber tomado, pero no le costó mucho llegar a la conclusión de que con el tiempo se daría cuenta de ello.

Durante su primer año de carrera, conoció a mucha gente nueva, se pegó fiestas increíbles, aunque sabía que sus estudios eran lo primero, pero no se privó de mucho que digamos. Fue un año inolvidable, cometió locuras que a día de hoy le hacen reírse junto a sus amigas. En verano, al acabar los exámenes de junio, volvió al pueblo, un verano poco movidito, claro que en comparación con sus vivencias en la universidad, todo aquello le parecía aburrido, se pasó el verano deseando que llegara de nuevo octubre, para volver a irse.

Segundo año de carrera, como pasaba el tiempo, una edad en la que no te das cuenta de lo rápido que pasa todo, hasta que ha pasado. Era noviembre, buena época, pues aún era temprano para empezar a estudiar para los exámenes de febrero. En su año anterior, había formado un grupo genial de amigos de la facultad, cada uno de un pueblo distinto, pero eso no les dificultó las cosas para quedar muy a menudo, este año quizás era diferente, algunos se quedaron en primero y a penas se veían, pero ellos se las arreglaban para quedar, por lo menos al principio cuando uno de ellos organizó una barbacoa en la azotea de su piso, para dar la bienvenida al curso, estaban invitados también sus compañeros de piso y algunos amigos.

Jueves 7 de noviembre, era de noche, y allí estaban en la azotea de celebración entre cervezas, filetes y hamburguesas. Entonces fue cuando ellos se vieron, por primera vez, no se conocían, nunca antes se habían visto, y parecía que se estaban buscando.

Pasaron la noche charlando entre todos, cantando al compás de una guitarra, una bandeja de carne vacía hacía de cajón, y allí la tenían formada. Y en un determinado momento de la noche, allí estaban los dos, hablando como si nada, con risas e insultos inofensivos, pues no sabían lo que aquella barbacoa significaría para ellos.

Se hacía tarde, y no eran horas apropiadas para seguir montando escándalo en aquella azotea, en pleno centro, los vecinos dormían y ninguno quería jugársela a que llegara la policía, decidieron seguir la fiesta en otro lugar, y se fueron de discotecas, pues en una ciudad universitaria, un jueves siempre hay juerga.

Se encontraban en la discoteca, bailando y tonteando como un par de chiquillos, hablando de sus carreras, de las asignaturas, entre una cosa y otra… se pidieron los números de teléfono, parecía que ninguno de los dos quería que se quedara la cosa en esa noche, pero ninguno se decidía a dar el paso, ella tomó la iniciativa y lo besó.

A la mañana siguiente, con un resacón increíble, nada más levantarse se fue para la habitación de su amiga, y empezaron a comentar la noche, recordando que él era de otro pueblo, pero que también vivía allí mientras estudiaba. Llegó a la conclusión de que nunca lo vería al no ser que se lo encontrara por la facultad. Pero se equivocaba, el teléfono decía lo contrario, ya que ambos tenían como comunicarse. Decidió hablarle, y mandarle un mensaje de WhatsApp, al que él no tardo en contestar, se sentía un poco estúpida, pues ella habían tomado la iniciativa de besarlo, y ahora de hablarle, se preguntaba donde estaba su orgullo y su pasotismo, pues durante todo este tiempo atrás, siempre había presumido de ser una persona pasota, fría y difícil de impresionar. Pasaron dos semanas, y ellos hablaban todos los días, se habían acostumbrado a darse los buenos días, y las buenas noches, hasta que un día él tomo la iniciativa y le propuso quedar para tomarse una cerveza juntos. A partir de esa cita, quedaron más a menudo, siempre los lunes, no se explicaban por qué, pero siempre quedaban los lunes.

Llegaron las vacaciones de Navidad, y cada uno se volvía un par de semanas a sus pueblos. Ambos sentían la necesidad de verse, querían quedar, pasar un día juntos, todo iba muy rápido e intenso respecto a sentimientos, porque aunque ella se negará a admitirlo, él le gustaba, tenía algo, que no sabía que era, pero que le encantaba, lo veía diferente. Decidieron quedar, como sus pueblos estaban separados apenas unos km, ella se subió al bus el 26 de diciembre, y se fue para el pueblo de él, donde la recogió y se fueron a la ciudad donde ambos tenían los pisos. Pasaron el día en el piso de ella, viendo pelis, peleando como tontos, y pasó lo inevitable, pues una noche juntos era lo que esperaban. Ella tenía claro que solo era una relación de amigos, y él parecía que también, pero llamarlo solo sexo, era muy frío, nunca pusieron reglas, nunca dejaron nada claro, que pasara lo que tuviese que pasar.

A la semana, aún en vacaciones de Navidad, decidieron verse de nuevo, el día 2 de enero hicieron lo mismo, pasaron el día en el piso de él. Se sentían geniales cuando estaban juntos, y cuando estaban lejos discutían como tontos, parecían tener una relación, y parece ser que es lo que ambos temían, enamorarse. Ella siempre bromeaba con que él era el amor de su vida, el padre de sus hijos, pero solo porque sabía que él se tomaba a broma, pues nada más alejado de la realidad.

Las cosas entre ellos parecían estar bien, cuando volvieron después de Navidad todo seguía igual, incluso quedaban más, quedaban entre semana y dormían juntos, aunque al día siguiente tuviesen clases, eran responsables ante todo, y cumplían con sus compromisos, pero querían verse, y lo hacían.

Hasta que llegó la época de exámenes, todo cambió entre ellos, quizás por los agobios, o quizás porque ella daba a entender que quería algo más, o eso entendía él, y se acojonaba. Llevaban tres meses, y desde sus respectivos ex-novios, ninguno había estado tanto tiempo conociendo a alguien, pero todo parecía acabarse, no hacían más que discutir, quizás porque ella empezó a esperar cosas de él que nunca llegaban, y no se daba cuenta de que la realidad era que solo eran amigos, aunque ella nunca descartó la idea de tener más que una amistad, él nunca dejó clara sus intenciones, ni sus ideas, ni sus pensamientos, ella no hacía más que vivir una ilusión aunque no quería admitirlo.

Y un día se acabó, así, sin más, dejaron de hablar todos los días, dejaron de darse las buenas noches y los buenos días, pero ella no dejó de tener la necesidad de verlo, siempre quiso pensar que algún día todo volvería a ser igual que antes, pues había cogido una costumbre de la que no quería deshacerse. De él no supo nada, no supo si aún sentía algo, si quiso provocar aquella situación porque realmente solo quería sexo y se había cansado de ella, si se estaba enamorando y eso lo acojonaba de tal forma que decidió que lo mejor era dejarlo, o si simplemente, acabó sin más.

Ella no se lo explicaba, no quería pensar que esos tres meses había estado fingiendo para simplemente acostarse con ella, pero la verdad es que en el fondo sabía que ella se había rayado sin motivos, más de la cuenta, quizás porque sin darse cuenta se había enamorado. Un “amor” de apenas tres meses.

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